jueves, 1 de septiembre de 2011

abogado de las causas perdidas

En 1992, nuestro protagonista (el Periodista Maldito) se separó del mensuario Nuevo Sur, del diario El Madrugador, para crear la revista Cárcel Propia, en mayo de 1992, donde dio a conocer parte de la investigación donde se inmiscuía a José Vicente Medina Hallal, como responsable en la muerte de su novia María Ibeth Benavidez Delgado.
La publicación causó impacto en la clase política porque 'un pinche periodista' se había atrevido a denunciar la corrupción en la Procuraduría General de Justicia y el Poder Judicial del Estado, en connivencia con las mafias blancas de los médicos, sin embargo lo dejaron ser por estar al final del camino la administración de Víctor Liceaga Ruibal.
¡¡Les salió el tiro por la culata al 'correrlo' del semanario El Guaycura.
La revista fue materia de análisis en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, luego de que se provocó un incidente criminal por lo desaseado del proceso penal en contra del Güero Desmadre, incluso, el Rey del Amparo, Ignacio Burgoa Orihuela, en una reunión privada con los hampones del mercadismo dejó en claro que tendrían que dejar libre a José Vicente, de lo contrario el Estado de BCS sería el responsable de reparar el daño moral al beneficiarse con un amparo, porque la corte ya había ordenado la ¡¡repocisión total del procedimiento desde el auto de formal procesamiento!!
Guillermo Mercado Romero buscó a los amigos de Medina Hallal para que lo sensibilizaran -- Dile que lo dejaremos libre pero que no diga nada del apoyo.
Desesperado como estaba, el Güero Desmadre aceptó la propuesta, sin pensar que el Periodista Maldito había influido en la Corte para que su caso fuera revisado desde el principio, por estar lleno de irregularidades.
La revista dejaba en claro que el doctor que atendió a la novia del acusado le había recetado PRIMPERAM para que dejara de vomitar; ¡Estaba vomitando porque se había tomado una ración de raticida para chantajear al Güero Desmadre! y además, se había 'jalado' unas lineas de cocaína con el chofer de la casa cuando fueron a dejar a la cocinera.
Esas causales fueron las que provocaron una necropsia falsa positiva que arrojaba asfixia por estrangulamiento manual! Por si ello fuera poco, el Periodista Maldito se metió hasta la cocina. ¡Acusó al Presidente Magistrado y al Juez Carlos Delgado, patrón el primero en la notaría pública número uno, y tío de la muerta el segundo, de influir en los abogados de la población para que no defendieran al sentenciado.
Un día que el Periodista Maldito visitaba el CERESO, vio entrar al Güero Desmadre, a quien no conocía personalmente, con una copia cafesosa de tanto 'tallarla', releerla y 'prestar' la revista Cárcel Propia. Llevaba una chamarra de piel y los ojos fijos en el suelo pues recién lo trasladaban de otro estado de la República donde compurgaba la pena por 'razones de seguridad'
Cuando salió libre, lo volvió a encontrar con el secretario de Edmundo Salgado, con rumbo al 'H Tribunal Superior de Justicia' donde le entregarían copia de la sentencia absolutoria -- No se te olvide darme una copia -- le pidió el Periodista Maldito.
-- Salgo fuera de la ciudad hoy mismo -- le respondió -- pero te dejaré una copia con él -- dijo señalando al aficionado a la cacería de venados.
Ese día jamás llegó. La copia de la sentencia no llegó a manos del abogado de la causa perdida por obvias razones.
Espera sí, que un día José Vicente Medina Hallal agradezca el gesto.
(4ta entrega de 40)

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